Los últimos años hemos experimentado una era de disrupción sin precedentes, en la que fuerzas globales muy poderosas han cambiado la forma en que vivimos y trabajamos. Lo sorprendente es que estos cambios palidecen ante las transformaciones por venir. Estos eventos representan para las empresas nuevas oportunidades si los asimilan con convicción. Desafortunadamente también son una amenaza muy grande si se mantienen ajenas a ellos.

En este entorno, las empresas tienen la imperiosa necesidad de forjar una nueva visión para aprovechar estas transformaciones y continuar siendo relevantes. Sería un error asumir que sus actividades seguirán intactas, pues las nuevas tecnologías tienen la cualidad de invadir modelos de negocio tradicionales al grado de reemplazarlos. En el tiempo actual la amenaza principal para una empresa no viene de su competencia, sino de expertos en temas que no tienen relación con su negocio. Por ello es crucial plantearse preguntas como: ¿Cuáles de sus actividades podrían desaparecer? ¿Cuáles se mantendrán y cómo podrían modificarse? ¿Qué productos y servicios aparecerán? Y lo más importante: ¿Cómo abordar la innovación de una forma estructurada, para contar con una estrategia y un plan de acción que les permita salir fortalecidas?

Según CB Insights, las industrias y servicios más vulnerables son los que se concentran en pocos jugadores, tienen prácticas comerciales obsoletas y su adopción de nuevas tecnologías es lenta. Otro factor es que muchos modelos de negocio se basan en el principio de asimetría de información. En otras palabras, las empresas saben cosas que sus clientes ignoran. Sin embargo, en el mundo actual, donde la información fluye de forma casi infinita, y con herramientas tecnológicas con mayor capacidad de condensarla, filtrarla y traducirla a un usuario para que le resuelva una necesidad, este principio se difumina.

Paradójicamente, esta época ofrece enormes oportunidades. La pandemia del COVID-19 puede encontrar un símil al periodo de la posguerra, cuando el mundo salió de un evento traumatizante, y experimentó una era de progreso sin igual. Es una regla, tras las grandes crisis vienen las grandes oportunidades.

Sin embargo, hay que recalcar que se avecinan tiempos inciertos: los bancos centrales ya empezaron a retirar efectivo de las economías y como consecuencia, las empresas tendrán más dificultades para acceder a financiamiento. La inflación originada por los cuellos de botella en las cadenas de abastecimiento seguirá siendo un factor de inestabilidad. Conflictos como el de Ucrania y el temor de las empresas de que continúen los problemas logísticos, nos están moviendo de una era de globalización, a una de regionalización, donde el comercio mundial y la actividad económica sufrirán sus efectos.

En resumen, las empresas en México se enfrentan a un periodo de gran volatilidad y surge la pregunta: ¿qué hacer? La respuesta subyace en la innovación, en la revisión de sus modelos de negocio y cómo estos generen una relación afectiva con sus clientes. Para adoptar la invocación con rapidez, se tiene que digitalizar y adquirir capacidades tecnológicas como machine learning, RPA, soluciones en nube e inteligencia de negocios; no hacerlo es casi una sentencia de muerte. Quien por el contrario haga estos cambios, no solo sobrevivirá, sino que crecerá de manera sobresaliente. Sus clientes y partes interesadas lo notarán de forma inmediata, y contribuirán a la mejora en la competitividad de México.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial del ICPNL.