A la fecha, me he topado con una gran variedad de definiciones, metodologías e ideas de lo que es, o no es, este concepto.
A finales de los años noventa, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) propuso el término de Gobierno Corporativo con el fin de establecer mejores prácticas entre las empresas que se encuentran en los países miembros. A la fecha, me he topado con una gran variedad de definiciones, metodologías e ideas de lo que es, o no es, este concepto.
Algunas de las principales definiciones de Gobierno Corporativo que podemos encontrar en Internet son las siguientes:
Conjunto de normas, principios y procedimientos que regulan la estructura y el funcionamiento de los órganos de gobierno de una empresa. En concreto, establece las relaciones entre la junta directiva, el consejo de administración, los accionistas y el resto de partes interesadas, y estipula las reglas por las que se rige el proceso de toma de decisiones sobre la compañía para la generación de valor.
Es el marco de normas y prácticas, que se refieren a las estructuras y procesos para la dirección de las compañías, por el cual, un consejo de administración asegura la rendición de cuentas, la equidad y la transparencia en la relación de una empresa con sus todas las partes interesadas (la junta directiva, los accionistas, clientes, empleados, gobierno y la comunidad).
Sistema de principios, políticas y procedimientos mediante los cuales una empresa es dirigida y controlada. Proporciona la estructura mediante la cual los objetivos de la empresa se establecen y se alcanzan, los medios para medir el desempeño y asegurarse de que los riesgos sean gestionados de manera efectiva.
La definición de gobierno corporativo puede variar ligeramente según las fuentes, pero a menudo involucra elementos clave como la transparencia, la rendición de cuentas, la equidad y la responsabilidad corporativa.
Como podemos observar, el término Gobierno Corporativo es tan amplio y tan ambiguo, que es difícil digerirlo. Generado de esto, muchas de las preguntas recurrentes que recibo de los directores de empresa son las siguientes: ¿Por dónde empiezo?; ¿Cómo lo implemento?; ¿Qué puestos o departamentos involucro?; ¿Cuánto cuesta y cuánto tiempo tardaremos en este proyecto?; entre algunas otras. Lo que genera incertidumbre, desintegración y estrés en las organizaciones.
Cuando en una organización pasa esto, mi recomendación es sencilla. Un Gobierno Corporativo bien implementado debe ayudar en la toma de decisiones eficientes de la organización. Que, según la Real Academia Española, eficiencia se refiere a la capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos.
Ahora, si el Gobierno Corporativo nos ayuda a tomar decisiones, entonces ¿qué significa la toma de decisiones? La toma de decisiones implica la acumulación de información, la consideración deliberada, la iluminación de ideas generadas a partir de este proceso y una evaluación posterior de si nos sentimos cómodos con los escenarios obtenidos para hacer la decisión final.
Para que una decisión sea eficiente, es necesario que incluya todos los siguientes elementos; de lo contrario, será como un caballo de tres patas, incapaz de lograr el resultado previsto. Los elementos indispensables de una decisión incluyen: ¿Qué hay que hacer?; ¿Cómo hay que hacerlo?; ¿Cuándo hay que hacerlo? y ¿Quién es responsable de su ejecución?
La falta de definición y comunicación de cualquiera de estos elementos deja un vacío que la gente suele llenar con sus propias expectativas. Este vacío se convierte en caldo de cultivo para la falta de comunicación, lo que provoca desintegración, expectativas desalineadas, pérdida de energía y de confianza entre la organización.
Para tomar una decisión adecuada, primero hay que encontrar la razón de ser de cada departamento, proyecto o proceso a mejorar, para que satisfaga las necesidades de sus clientes (interno y externos). O como diría la Madre Teresa de Calcuta – “El que no vive para servir, no sirve para vivir”.
A menudo tratamos mejor a las partes externas que a nuestras contrapartes internas, descuidando la atención y perdón para éstas últimas. Para que una empresa funcione bien, el trabajo en equipo sea eficiente y se establezca un clima de confianza y respeto mutuos, es imprescindible tratar a los clientes internos al menos tan bien, si no mejor, que a los externos. Este principio se extiende también a la vida familiar.
Al final, el Gobierno corporativo debe de ser el pegamento que ayude a equilibrar a toda la organización a evitar excesos, aprender a hacer las cosas y resolver problemas. Un modelo de Gobierno Corporativo bien implementado en una organización entiende que la acción coordinada de dos o más individuos bien comunicados produce un resultado mayor que el alcanzado por la acción individual; en el que 1+1=3.
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial del ICPNL.
El autor es presidente de la Comisión de Gobierno Corporativo del ICPNL.
Información recibida por el periódico El Financiero, 05 de diciembre del 2023.